BlogDiario.info, 6/10/2023
Un año después de la victoria electoral de Giorgia Meloni, que fue recibida con el temor de que se convirtiera en un caso atípico en Europa debido a las raíces fascistas de su partido, la primera ministra italiana se mostró el jueves en Granada como un miembro más del club de líderes europeos.
A su encuentro con Rishi Sunak en la reunión de la Comunidad Política Europea para hablar de la espiral migratoria -este año han llegado a Italia 135.000 inmigrantes- se sumaron líderes de Francia, Países Bajos y Albania, sin olvidar a la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo que demuestra que Italia y el Reino Unido marcaron la agenda de la reunión.
Desde su elección, Meloni ha luchado contra la inmigración ilegal, pero ha refrenado las teorías de la conspiración del “Gran Reemplazo” que una vez pregonó sobre los inmigrantes reclutados por George Soros para diluir los salarios, y ha evitado el racismo en las redes sociales practicado por su aliado de coalición Matteo Salvini.
Al abstenerse de arremeter contra la Unión Europea como hacía antes, se ha visto recompensada por el apoyo de von der Leyen, que la acompañó en julio en una visita al presidente tunecino Saied para ofrecerle millones de la UE para detener la llegada de los barcos. Sin embargo, detrás de la promesa de combatir el tráfico de personas, como se expone en su artículo en The Times coescrito con Sunak, se esconden algunas realidades incómodas, empezando por Túnez.
A pesar de las promesas de dinero de Meloni y von der Leyen, los embarques desde Túnez se dispararon este verano entre sospechas de que Saied dejaba pasar a los inmigrantes, bien porque el dinero aún no había llegado, bien porque estaba enfadado por las peticiones de reforma de su gobierno, cada vez más autocrático, o bien porque sentía que tenía a la UE en un aprieto y podía presionar para conseguir más dinero.
Esta semana, el irritado comisario europeo Oliver Varhelyi dijo a Saied que era libre de “devolver” los 60 millones de libras que, según él, habían llegado a Túnez.
En Libia, Italia lleva mucho tiempo proporcionando a los guardacostas locales lanchas patrulleras que interceptan a los inmigrantes, quienes, sin embargo, suelen ser devueltos rápidamente a los traficantes, que les exigen más dinero para otro viaje. Algunos son devueltos, otros consiguen pasar, muchos mueren ahogados… una situación difícilmente aceptable para Europa.
Meloni y Sunak necesitarán algo más que buena voluntad en Granada para resolver estas espinosas cuestiones.
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