Miles de judíos ultraortodoxos se enfrentaron con la policía israelí en Jerusalén en violentas protestas por un fallo de la Corte Suprema para comenzar a alistar a la comunidad para el servicio militar.
Los manifestantes atacaron enfurecidos el coche de un ministro israelí durante la manifestación del domingo por la noche. Cinco personas fueron arrestadas por atacar a la policía y arrojar piedras mientras los agentes respondían con cañones de agua para dispersar a la multitud, junto a la policia montada.
“Se arrojaron piedras, objetos, tablas de madera y todo tipo de cosas a la policía y a las fuerzas de seguridad de la zona, dijo un comandante de la policía local, añadiendo que los revoltosos intentaron dañar a los funcionarios gubernamentales y que esas personas habían manchado a la comunidad ultraortodoxa con su comportamiento violento y peligroso”.
La protesta masiva se produjo después de que el tribunal dictaminara la semana pasada que los hombres aptos de edad ultraortodoxos, deben ser reclutados en el ejército israelí, y que a los puristas religiosos que no cumplan se les congelará la financiación gubernamental. La secta, conocida como haredis o judíos ultra ortodoxos (consideran que su doctrina es la extensión de una cadena ininterrumpida encabezada por Moisés, tras la entrega del Torá en el Monte Sinaí por el Señor), anteriormente había evitado el servicio militar obligatorio debido a una ley de décadas que les permitía realizar estudios religiosos a tiempo completo.
Yitzhak Goldknopf, el ministro de Vivienda y de Construcción haredí que fue atacado el domingo, se ha pronunciado anteriormente en contra del fallo del tribunal superior, pero ya han comenzado a enviarse cartas llamando a los estudiantes del seminario al reclutamiento. La comunidad ahora busca presionar a los parlamentarios ultraortodoxos, que constituyen 18 escaños de la coalición gubernamental gobernante, para que actúen.
“Prefiero morir antes que alistar” y “No nos uniremos al ejército enemigo,” leyó algunos de los carteles de la protesta, en los que una amplia franja de diferentes sectas haredíes se unieron contra el reclutamiento.
Manifestantes y policías se enfrentaron frente a una oficina de reclutamiento del ejército en Jerusalén. Un director de un destacado seminario judío en Jerusalén, el rabino Moshe Tzadaka, dijo a la multitud que no debían hacer concesiones.
En el fallo del tribunal superior del martes pasado, un panel de jueces falló unánimemente a favor de reclutar estudiantes de seminario o ieshivá, citando los casi nueve meses de guerra en Gaza, en el frente norte con la milicia libanesa Hezbollah y la necesidad del ejército de más soldados.
“En medio de una guerra agotadora, la carga de la desigualdad es más dura que nunca y exige una solución, decía el fallo. Hay unos 60.000 ciudadanos haredíes elegibles, pero la orden judicial no sugirió a quién reclutar ni cómo hacerlo.
El fallo es el último de una serie de rupturas en el gobierno de Binyamin Netanyahu que amenaza con destrozarlo completamente, pero el primer ministro todavía está buscando una solución para aplacar a los miembros de su gabinete religioso y al mismo tiempo reclutar un número mínimo de hombres ultraortodoxos.
Cientos de miles de reservistas han sido llamados a filas durante los últimos nueve meses para luchar en la Franja de Gaza y a lo largo de la frontera con el Líbano, lo que ha dado lugar a crecientes acusaciones de desigualdad al compartir la carga nacional de proteger al Estado. Los haredis creen que están protegiendo a Israel mediante el estudio de la Torá y cualquier interferencia corrompería a su juventud y destruiría su forma de vida bien conservada y protegida.
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