BlogDiario.info, 29/07/2025
Política global sin barbijo, con swing y sin filtro
Por Felix Inkstone
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En la cima de un campo de golf escocés, donde el viento huele más a ego que a brea, dos hombres muy distintos compartieron algo más que un apretón de manos: compartieron una escena política digna de un episodio de The Crown… dirigido por los Monty Python.
Donald Trump, presidente en campaña y showman sin fronteras, recibió a Sir Keir Starmer con la cortesía que se reserva a los adversarios útiles. Entre green y green, le ofreció consejos de campaña como quien regala tees en un torneo amateur:
—Recorte impuestos, expulse inmigrantes y sonría en las fotos —dijo, en resumen—. ¡Y así le gana a Farage!
Sir Keir, recién estrenado en la diplomacia de los exabruptos, optó por una sonrisa de póker, de esas que se enseñan en Westminster pero no en Washington. Porque Trump, fiel a sí mismo, no se detuvo: dio cátedra sobre agricultura, sucesiones, política energética, Gaza, Londres, Epstein, y hasta sobre lo que significa amar a Escocia sin querer ver a su alcalde.
El acto fue, a falta de un término técnico, un festival de interjerencia.
—Yo no me meto —afirmó Trump—. Pero debería usted endurecer la inmigración.
Y acto seguido ofreció su receta universal: seguridad + dinero en el bolsillo = victoria electoral.
La brújula sin norte
Starmer había llegado con la idea de hablar de Gaza, el alto el fuego y el rol británico en Oriente Medio. Pero acabó como oyente de un monólogo sobre cómo los agricultores norteamericanos se suicidan si pagan impuestos, y por qué Sadiq Khan no debería ser alcalde de nada.
—De hecho, es amigo mío —atinó a decir Sir Keir, entre risas que pedían socorro.
A lo largo de una hora y doce minutos, Trump mostró su talento para desviar cualquier eje. Dejó entrever que aceptaría reconocer el Estado palestino… pero sin decirlo. Anunció ayuda para Gaza, pero contradiciendo a Netanyahu. Se mostró dispuesto a visitar Londres, pero sólo si no tiene que ver a su “desagradable” alcalde.
Y sobre todo, reiteró su mantra:
—La inmigración gana elecciones. No el carácter, ni el programa, ni el respeto a las instituciones. La inmigración.
El arte del consejo no solicitado
Lo asombroso no es que Trump lo diga. Lo extraordinario es que lo diga en público, mientras el líder de la oposición británica intenta mantener el tipo frente a una jauría de periodistas y una máquina de titulares ambulante.
Si el objetivo era parecer moderado, Starmer falló. Si el objetivo era mantener la calma, lo logró. Y si el objetivo era impedir que Farage se nutra del caos, lo sabremos en las urnas.
Epílogo con swing
No es la primera vez que un político extranjero recibe de Trump una lección no pedida. Pero en esta ocasión, el show incluyó vuelo compartido, consejos fiscales, y una sesión de fotos en un salón que lleva su nombre.
Así, la política internacional se ha convertido en una suerte de torneo de golf sin reglas, donde los golpes bajos cuentan doble y el fair play se confunde con el catering.
¿La moraleja?
En el nuevo orden mundial, nadie usa barbijo… pero todos deberían llevar casco.
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Desde BlogDiario.info damos paso a la pregunta que merece eco:
¿Quién asesora a quién cuando las fronteras del poder se diluyen en los greens de un campo privado?
La respuesta, si la hay, quedará pendiente para nuestros lectores y oradores de SoapboxOrators.org.
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