
BlogDiario.info
Argentina, 13/07/2025
Editorial para ElCanillita.info / BlogDiario.info
¿Quién carga con el fracaso cuando se ha dado la vida entera por un ideal?
Enrique Guillermo Avogadro –jurista, analista, polemista incansable, cronista del desasosiego argentino– nos entrega aquí lo que quizás sea su última carta dominical. Pero no es un adiós sereno. Es un grito que resuena desde la herida, un epílogo con sabor a pólvora y desilusión.
Con casi 80 años y una lucidez que desarma, Avogadro no se esconde tras las nostalgias: admite su cansancio, su desánimo, su fracaso. Y lo hace sin eufemismos ni maquillaje retórico. El país que soñó no es el que ve hoy. Y la distancia entre ambos parece, para él, insalvable.
Durante más de dos décadas, cada semana escribió con la tozudez de quien no se resigna a ver a su país arrastrarse por el barro de la corrupción, el populismo crónico y la deseducación institucional. Advirtió, denunció, propuso. Pero el monstruo era más grande. Y peor: más seductor para millones.
En esta carta final –¿última? ¿penúltima?– su pluma no vacila. Nombra lo innombrable: los juicios “stalinistas” contra militares, los fiscales “militantes”, los “asesinos togados” que escriben sentencias al dictado de la política. Señala sin titubeos la indulgencia del kirchnerismo con la izquierda radical, la complicidad histórica de jueces, empresarios, sindicalistas, clérigos y burócratas del poder.
Y sin embargo, cree –con todo lo que eso le cuesta confesar– que el rumbo actual, el de Milei, puede ser el correcto… a pesar de Milei. A pesar de su lenguaje escatológico, sus puestas en escena grotescas, los escándalos y los ruidos de su entorno. Porque el fondo –dice Avogadro– importa más que la forma, y el fondo es, al menos, intentar gastar menos de lo que se tiene. Un principio que en la Argentina suena revolucionario.
Pero no se engaña: los enemigos de ese camino son muchos, poderosos y expertos en disfrazarse de salvadores. Y los damnificados más directos son, como siempre, los de abajo. No por azar, sino por diseño: generaciones condenadas a no trabajar, a no estudiar, a vivir de lo que les dan… para seguir votando a quien se los da.
Su carta es también una crónica geopolítica, breve pero intensa: el mundo está en llamas, dice, y el futuro inmediato no promete respiro. Por eso mismo, él siente que ya ha dicho lo que debía decir. Y lo ha dicho todo.
No hay en sus palabras resentimiento personal. Hay dolor. El dolor profundo de quien ha amado a su país incluso cuando el país eligió no amarse a sí mismo. El de quien se jugó entero por la ética, la ley, la república… y vio cómo esas ideas eran barridas por el viento mugriento de la viveza criolla, la corrupción institucionalizada y el cortoplacismo suicida.
¿Lo dejará por fin? ¿Colgará la pluma, la espada, la trinchera de palabras?
¿Será este su silencio definitivo, o apenas una pausa para tomar aliento?
Por lo pronto, esta carta huele a despedida.
Pero nosotros, los que aún leemos con hambre de claridad, preferimos creer que es solo una pausa. Porque en tiempos donde las voces se compran al peso y los ideales se alquilan por likes, la lucidez duele… pero también salva.
Gracias Enrique !!
Ojalá no te vayas.
Y si te vas, que sea como se despiden los grandes: con las botas puestas y la verdad en tus informes.
El Canillita del Siglo XXI
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Colección de escritos por Enrique Guillermo Avogadro
🎤 La Caja de los Oradores – Soap Box Orators – nació inspirada en aquellas primeras protestas en plazas, mercados y esquinas del mundo, donde bastaba subirse a un cajón de jabón para hacerse escuchar. En la Argentina, por entonces, no habían industrias, tampoco cartón corrugado … pero sí palabras, rabia y esperanza. Hoy reeditamos esa tradición, sin banderas ni micrófonos pagos. Acá se habla claro, aunque a veces duela. Vos también podés subirte.
📬 Si querés decir algo… pero ya ni tenés ganas
Si querés decir algo…
aunque sea en voz baja,
aunque estés harto,
aunque sientas que nada cambia,
aunque te gane el desgano
y pienses que escribir ya no sirve…
Si querés decir algo
pero todo suena repetido,
y te preguntás para qué
si total nadie escucha,
si todo sigue igual,
si las caras se repiten
y los discursos también…
Decilo igual.
Decilo aunque duela,
aunque creas que no vale,
aunque tengas que escribirlo con bronca, con ironía, o con una lágrima.
Aunque sea con una palabra sola.
O con un silencio cargado.
Decilo porque el silencio también cansa.
Porque no todo está dicho.
Porque hay otros que también sienten lo mismo.
Y cuando uno habla, otro despierta.
Y si no sabés por dónde empezar…
empezá por decir “Basta”,
“No estoy de acuerdo”,
“Estoy cansado”,
o incluso “No sé qué decir, pero quiero decir algo”.
Acá hay lugar.
Acá te leemos.
Acá no hace falta escribir perfecto.
Hace falta escribir verdadero.
Porque cuando ya nadie dice nada,
es cuando más falta hace que alguien diga algo.
¿Querés decir algo ?
📬 Enviá tu texto a elcanillita@yahoo.com
o subite a la Caja de los oradores: SoapBoxOrators.org.
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