Javier Milei triunfa en las elecciones intermedias de Argentina
El presidente argentino logró una victoria que lo devuelve al centro del tablero político y le ofrece un poder de veto crucial, pero no un pase libre. Su programa ultraliberal sigue en marcha, aunque la paciencia social ya muestra grietas.
Con una impactante sorpresa política, La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei, obtuvo el 41 % del voto nacional en las elecciones de medio término. Con el 92 % de los votos escrutados, el resultado casi duplica su representación actual en el Congreso y le otorga una capacidad de bloqueo decisiva frente a la oposición peronista.
En un hotel porteño, el mandatario —ex cantante de rock y actual profeta del “anarco-capitalismo”— celebró al grito de “yo soy el rey y la élite es mi forraje”, una frase que resume su estilo tan disruptivo como provocador. En tono mesiánico, Milei afirmó: “Durante nuestros primeros dos años evitamos que Argentina cayera por el acantilado. Los próximos dos, debemos fortalecer el camino reformista para cambiar la historia de una vez por todas.”
Las encuestas, que preveían un final cerrado o incluso una derrota, habían agitado los mercados y alimentado las especulaciones sobre el fin anticipado del “experimento libertario”. El revés municipal en la provincia de Buenos Aires —donde el peronismo superó a LLA por 13 puntos— pareció anticipar una caída. Pero el electorado nacional le dio a Milei algo distinto: una segunda oportunidad.
Desde Washington, el expresidente Donald Trump olió el riesgo y apostó por sostenerlo. En la Asamblea General de la ONU, lo elogió como “un gran líder, mago hasta el final”, y deslizó que el respaldo estadounidense dependía del resultado: “Si gana, nos quedamos; si pierde, nos vamos.”
En paralelo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, habilitó una línea de swap de 20 000 millones de dólares y coordinó compras de pesos argentinos, bajo el argumento de que la moneda estaba “infravalorada”. Los hechos lo favorecieron: el peso se disparó apenas se confirmó la victoria de Milei.
El golpe fue duro para el peronismo, movimiento que gobernó la mayor parte de los últimos 80 años y que llevó al país desde la opulencia de los años 40 hasta el puesto 70 en el ranking mundial de PIB per cápita. Sin embargo, los analistas advierten que la euforia tiene límites.
“Las elecciones de mitad de período le han dado a Milei un segundo aire, pero no un cheque en blanco”, escribió Michael Reid, profesor visitante de la LSE, en X. Con 81 escaños frente a los 99 de la oposición, el presidente podrá negociar con más fuerza, pero no gobernar sin consenso.
La economía, mientras tanto, sigue tensando la cuerda: los salarios reales han caído más del 20 % desde 2023, el consumo toca fondo y la paciencia ciudadana no se imprime con la misma velocidad que los pesos. Milei ganó tiempo; ahora deberá demostrar que su “segunda oportunidad” no sea, como tantas veces en la historia argentina, la antesala de una segunda desilusión.
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