NUEVA YORK.
Benjamin Netanyahu eligió el silencio atronador de una sala semivacía en la Asamblea General de la ONU para reafirmar su desafío. Con un discurso de 40 minutos cargado de trucos y metáforas incendiarias, el primer ministro israelí atacó a los países que reconocieron a Palestina como Estado y defendió sin fisuras la guerra en Gaza.
“Dar a los palestinos un Estado a una milla de Jerusalén después del 7 de octubre es como darle a Al Qaeda un Estado a una milla de Nueva York tras el 11-S. Es una auténtica locura. Y no lo haremos”, tronó Netanyahu, intentando sostener una narrativa de resistencia en medio de un aislamiento diplomático creciente.
Lo hizo mientras gran parte de los delegados abandonaban la sala como señal de protesta. Para llamar la atención, desplegó un código QR en la solapa, que —dijo— enlazaba con imágenes del ataque de Hamás el 7 de octubre. El gesto fue visto como un guiño tecnológico, pero también como un símbolo del desespero israelí por controlar el relato.
El primer ministro también habló directamente a las familias de los rehenes, algunas presentes en la galería, enviando un mensaje en hebreo que aseguró fue transmitido “en directo” en Gaza a través de altavoces y hasta —según su oficina— en los teléfonos móviles de los palestinos. La afirmación de que las FDI tomaron el control de dispositivos en la Franja, sin embargo, no fue confirmada.
Netanyahu intentó proyectar fuerza, pero la imagen predominante fue la de un líder que hablaba a un eco vacío, rodeado de símbolos digitales, con un mundo que lo escucha cada vez menos.
✍️ El intérprete del código silencioso
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