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Londres, 03/07/2025
Por Felix Inkstone, Especial para ElCanillita.info
Mientras el primer ministro Starmer esquivaba confirmar si seguiría en su cargo, los mercados optaron por no esperar: vendieron como si no hubiera mañana. Resultado: 3.000 millones de libras evaporadas en una jornada que pasará a la historia como el día en que la Bolsa necesitó pañuelos de papel.
La señora Reeves lloró antes, durante y después de las PMQs, mientras los analistas lloraban por otras razones: el bono a 10 años del Reino Unido se disparó como cohete sin GPS, recordando los días gloriosos del Trussoceno. Para coronar el sainete, la libra se desplomó casi un 1% frente al dólar. Nadie aplaudió.
Todo esto después de que el tan anunciado recorte de bienestar público —ahorro esperado: 4.500 millones de libras— fuera destripado con la delicadeza de una cirugía sin anestesia. Ahora, los impuestos amenazan con subir como lágrimas en Westminster.
“Estoy bajo mucha presión”, habría dicho Reeves al presidente de la Cámara antes de la sesión. Y no lo dudamos. La presión política, económica y hormonal no distingue de género ni cartera. Pero cuando la confianza cae más rápido que la libra, el problema no es solo personal: es estructural.
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