Libia es una santabárbara que corre el riesgo de estallar, hay más de medio millón de inmigrantes irregulares en Italia y aún cuando el control de la inmigración irregular “es eficaz en Cirenaica”, bajo el comando del general Jalifa Hafter, en Tripolitania, la situación parece fuera de control.
La comisión parlamentaria para la Seguridad de la República de Italia, dió un informe de 80 páginas publicado en el ‘Messaggero’.
“La región del Sahel es área del tráfico ilícito de seres humanos, combustible, drogas y armas, sumado al hecho de que Libia no parece poder controlar”, escriben los parlamentarios del Copasir. Pero el informe al Parlamento va más alla del problema de la inmigración.
Rusia, según Copasir, utiliza Libia como centro de su tráfico de armas y de las milicias y del grupo paramilitar CMP Wagner, “grupos mercenarios estrechamente vinculados al Kremlin… las armas que llegan a través de Libia también tendrían como destino Mali y Burkina Faso, donde Rusia tiene vínculos con los golpistas”. En general, África parece ser una tierra de interés para Moscú, pero también para Pekín, que pretende ampliar su influencia en ese continente.
“La Federación Rusa – escriben los parlamentarios – proporciona entrenamiento militar a numerosos países africanos a cambio de la explotación de minas y tierras de manera especialmente inescrupulosa”. Copasir subraya los efectos disruptivos que tendría una tregua forzada impuesta a Ucrania, como la que ahora imagina el nuevo presidente Trump. De ahí la propuesta del Comité de crear una nueva misión permanente de la OTAN en África, para no dejar “mayor libertad de maniobra a los actores estatales no aliados, especialmente Rusia”.
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