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🗞️⚖️ 🏛️ El verde petróleo de Lula

El Presidente Lula y el ministro Alexandre Silveira: – “Mientras el mundo demande petróleo, alguien lo suministrará”

Durante años, Lula fue el héroe ambiental del progresismo: el hombre que prometió salvar el pulmón del planeta de la motosierra bolsonarista. Hoy, ese mismo presidente habilita al gigante Petrobras a perforar el Bloque 59, una zona marina frente al Amazonas que hasta Jair Bolsonaro había considerado intocable. Ironías de la historia tropical.

En la víspera de la Cop30, el mayor evento climático del mundo, el Brasil oficial decidió que el petróleo también puede tener certificado verde. El Ibama, que antes negaba la licencia por riesgo ambiental, ahora la aprobó tras “modelos” que garantizan impacto mínimo. Los ríos seguirán limpios… según Excel.

En Belém, sede de la conferencia, el aire huele menos a clorofila y más a kerosene. Los carteles de “Amazonia viva” amanecen tapados por panfletos que acusan al gobierno de pisotear derechos indígenas mientras pronuncia discursos sobre sostenibilidad. Las palabras flotan, el petróleo también.

Las comunidades ribereñas recuerdan otras promesas de “desarrollo” que terminaron en desastre. Tucuruí, la represa militar de los ochenta, arrasó selvas y comunidades. La historia vuelve en modo offshore: misma retórica, distinto taladro.

Lula insiste en que perforar y proteger son verbos compatibles. “Usaremos el dinero del petróleo para financiar la transición energética”, repite. Es el nuevo evangelio verde: pecar para redimir al planeta. Petrobras como instrumento del Espíritu Santo climático.

Los ambientalistas hablan de “error histórico”. El fiscal de Belém, de “batalla David contra Goliat”. Los indígenas, directamente, de traición. Y mientras tanto, el gobierno promete que esta vez sí será diferente: el petróleo salvará la selva.

En el fondo, Brasil parece haber descubierto una alquimia mágica: transformar crudo en virtud política. Un “lavado verde” que ni el mismísimo río Amazonas podría enjuagar del todo.

Y si el petróleo mana del subsuelo mientras los discursos suben al podio, será porque en la Cop30 —como en tantas cumbres— el verdadero pozo es el de la credibilidad.

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